Me contaron que te vieron,
fugaz, como el viento,
como si no quisieras que te encontraran,
como si tuvieras esa dulce vergüenza
que tenemos cuando deshojamos una flor
cuando quitamos una pequeña vida
en nombre del amor
y lanzamos los pétalos al viento,
donde quizás te vieron,
o en el viento de nuestros suspiros,
porque, oh, sí, te suspiramos,
y te deseamos y te anhelamos,
y tú no estás, y cuando estás,
sigues sin estar.
Y la pregunta,
la gran pregunta,
la pregunta que nos corroe,
la duda que aniquila nuestra esperanza:
Justicia, ¿dónde estás?