Hoy te he soñado,
solo sabes mi nombre,
pero te he soñado,
y tus caricias eran como el viento
que mece suavemente a los árboles
abrazándoles y susurrándoles canciones,
de esas que transforman un angosto diciembre
en un radiante junio.
Te soy desconocido,
pero te he soñado,
y me dan ganas de gritarle al mundo
que en tus labios sentí la libertad
de entregarme por completo a alguien,
de recitarle al infinito tus besos,
de contarte los latidos,
uno a uno,
con los dedos.
Te he soñado,
y al despertarme, he sabido cierto,
que al abrir los ojos
te había perdido,
sin haberte tenido.
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