domingo, 1 de febrero de 2015

Desnudo, y al habla




Me dejaste desnudo, y al habla,
contándole mi vida a las olas de tu recuerdo.
Y sigo esperando su respuesta
como quien espera la noche
en un Saturno lejano.
O quizás la espera no es espera,
es camino que no lleva a ninguna parte
rodeándote las memorias y los besos
perdiéndome en los bucles de tus sonrisas
y detestando esta carcomida y puta pena
que me absorbe los sueños y las delicias
de las vidas que en nada te consumen
y en todo te quiebran
las pupilas
para que solo puedas verte en caricias
de uñas afiladas y despertar ingenuo,
desechos de los suspiros que me roban
estos andares en vieja calzada
que siento tan mía y tuya a la vez
pero que en terremoto sigo a paso firme
sin que pueda dejar de percibirnos la lejanía
que otrora fue un mar interior.
Me dejaste desnudo, y al habla,
a cargo de las nubes de mi fachada,
del querer y no poder,
de los andares que nos alejan
y de la lluvia de mi corazón.

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