Me siento en la luna y te
siento a lo lejos,
bailando sin baile y
danzando sin danza,
con las horas a
terciopelo y las curvas como traje.
y te lamento mis
lamentos,
mientras lames mis
heridas,
sin saber si fluyes o
huyes,
o me lloras sin llorar,
o me hieres las heridas
que te rozan en los roces
que te ha dejado mi alma.
Mi alma desalmada,
que se tiñe de colores
aunque de grises
sobrevive
y en negros se adormece,
pálida, a tu despertar,
o muerta, sin estar
muerta.
O viva, sin estar viva.
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