Quiero comerte a versos,
hacer paraísos con tus
palabras,
lamer todas y cada una de
tus vocales
y no dejar consonante sin
caricia.
Deseo ser tu oración
subordinada,
y que me des todos tus
verbos,
prometo darte mil
exclamaciones
y con mis dedos apagar
todas tus cuestiones.
Y recorrerte todas las
letras,
hacer de nosotros una
historia interminable,
pasear por el país de las
maravillas
y nombrarte mis Tablas de
la Ley.
Sé mis tildes, y prometo
no olvidar ni una coma.
Puntúa mi vida, como si
no hubiera mañana,
y siempre serás mi
predicado
y juntos, al fin, pura
poesía.
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