Podía leerte la luna en
tu sonrisa
y ver los astros en tus
ojos
brillando y estallando
estrellados
en mi rostro.
Podía ver tu rojo sobre
mi gris,
y notar como se cubrían
negras nubes
que sin tormenta que
ofrecer,
a lo lejos, huían.
Podía sentirte los
lamentos,
a flor de piel y a piel
de flor,
achispados, de los
suspiros,
de tu sonrisa.
Podía notar el fuego sin
fuego,
una hoguera de
torbellinos
arremolinados en nuestros
cuerpos
queriendo salir.
Podía escribir versos en
tus curvas,
podía darte el mar y las
olas,
podía sentir tu rojo
sobre mi gris,
podía.
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