Con mis manos, capturé un
rayo de sol,
y ahora lo guardo, en una
cajita, en mi balcón,
para que juegue con los
otros rayos,
y no se sienta solo.
Y cuando yo me siento
solo,
voy a mi cajita del balcón,
y le hablo a mi rayo de
sol,
y ya no me siento solo.
Pero hoy me siento más
solo,
así que iré a mi cajita
del balcón
y en plena noche liberaré
a mi rayo de sol.
Así, cuando esté muy
oscuro,
o cuando él o yo nos
sintamos solos,
sabremos que, incluso a
plena noche,
dos rayos brillan.