Tendría tanto que decirte que ni las palabras me salen,
se quedan ahí, escondidas, cabizbajas, pensando en saltarte
al oído,
o sencillamente, esperar, que pasen los segundos, lustros,
eternidades,
que si no salen por la boca no han de temer la caída,
y en mí tampoco están tan mal: nunca se sentirán solas,
ejércitos de palabras las acompañan, todas aquellas que no
he dicho.
y yo que juego con ellas, que las revisto de grandeza
y les maquillo el espíritu, así, tal vez, pero solo tal vez,
se parezcan un poco a ti.
Y quizás, pero solo quizás, se animen a dar el salto.
y entonces, querría, yo solo querría, que no dejes que
caigan,
que las cuides, y las hagas tuyas, y me las devuelvas,
sin ser las mismas, pero siendo las mismas palabras.